Se trata de una reforma integral de una vivienda unifamiliar de dos plantas con 30 años de antigüedad.
La reforma se realizó para un matrimonio joven con hijos pequeños, su prioridad era conseguir una casa práctica y acogedora.
El programa básico de la vivienda atendía la necesidad de renovar los revestimientos y acabados, las instalaciones y mejorar la distribución. Se abrieron los espacios de la planta baja, se amplió un baño y se obtuvo un vestidor para el matrimonio. Una prioridad era que la zona de día fuese lo más espaciosa posible, así que nuestro principal foco fue el salón-cocina abierto, muy vivido, muy de familia, amplio, acogedor, pensado para disfrutar, y donde entendimos la cocina como un lugar integrado en la casa, no apartado de la vida.